sábado, 13 de julio de 2013

Los primeros años de la Gran Logia de los Modernos en una novela. El segundo capítulo en castellano: Hermanos y compañeros.(II)



Próxima entrada de La Imprenta de Benjamín, el jueves 25 de julio
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Continúa aquí con algunos párrafos extractados del segundo capitulo del libro Les Mysteres de Channel Row, donde sus autores describen vivamente lo que pudo suceder en aquella memorable reunión en Gran Logia del 24 de junio de 1717, descripción donde, como se dice en la reseña previa, todo es cierto: la historia y sus protagonistas.
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Capitulo 2, Hermanos y Compañeros



La asamblea de ese día era colorida y singularmente abigarrada. Había artesanos de todas clases, masones, carpinteros, techadores, pintores, y también zapateros, herreros y toneleros. Sus vestimentas todavía tenían el rastro de algún trabajo reciente y las manos daban testimonio de la dureza de sus obras.
Se encontraban además algunos tenderos, barberos, panaderos escoceses, pañeros de Manchester, acopiadores de tabaco y sobretodo muchos cerveceros y comerciantes de vinos: eran dentro del oficio tenidos en la más alta estima por los masones que, durante sus ágapes jamás olvidaban vaciar cantidad de botellas, sacrificando así a una verdadera pasión inglesa,…

Por hábito, a medida que iban llegando los hermanos, algunos de ellos que acostumbraban reunirse allí,  comenzaban a arreglar la sala para tener logia dignamente.
El recinto era cuadrangular y tenía tres estrechas ventanas sobre el lado más largo y que daba a la calle. Al fondo y en el lado opuesto a la escalera había una gran chimenea decorada con dos bellas columnas delante de las que estaba un sillón. Otros dos asientos se dispusieron simétricamente frente al primero y al otro extremo de la sala. Y por fin dos filas de sillas se alinearon  a cada uno de los lados del salón.

En un lateral se había dejado una gran mesa que luego serviría para la cena.
 -El cuadrilátero está formado, dijo simplemente Jacob Lamball, después de haber verificado con la vista todo lo dispuesto. ¿ Dónde está el Cubridor?.( Tejador o Tuileur) (1)
 -Soy yo, hermano Jacob, dijo con precipitación un hermano que había llegado a  lo alto de la escalera. -Aquí estoy, dijo mostrando con aire feliz un balde con agua y el cepillo con flecos que acababa de pedir prestado al patrón, ya habituado a ese género de preparativos. Ante semejante entusiasmo tan comunicativo del Tejador, Lamball no pudo contener una sonrisa.
- Haces muy bien en pensar en borrar los rastros de la logia después que nos separemos, hermano Tejador, pero antes debemos realizarla! 

Con un orgullo no disimulado, el Cubridor cuya cara sonrosada se iluminó en una amplia sonrisa, rebuscó un instante en sus bolsillos y sacó dos grandes trozos de tiza que exhibió victoriosamente.
-Muy bien, dijo Lamball riendo, veo que haces todo lo que se debe!
El Cubridor no había dicho su última palabra. Se quedó unos segundos en el centro de la logia, con la tiza en la mano y eleva deliberadamente la voz para que todos le oigan: -A menos que el Maestro de la logia no prefiera … esto! y con su mano libre extrajo de un segundo bolsillo un magnífico trozo de carbón de madera.
Muchos hermanos casi explotan de la risa. Anthony Sayer, que divertido había seguido la escena desde el principio, intervino entonces:
 -Y bien, dijo Jacob con buen humor; a juzgar por el estado de este piso, bastante sucio, pienso que solo la tiza podría dibujar algo visible!,  así que mi hermano Cubridor, guarda el pedazo de carbón de madera para alimentar tu fuego!

-Hablando de fuego, sonó una voz desde la escalera, aquí traigo tres bellos candeleros nuevos para ser encendidos. Asistido por dos hermanos, los ubicó en el centro de la sala, dos de ellos unos pasos adelante del sillón ubicado cerca de la chimenea y un tercero ante las sillas del otro extremo y del lado de la calle.
Jacob Lamball observó que nuevos hermanos iban llegando y estimó que entre ellos estarían aquellos que esperaba. La mayoría ya se habían revestido con su largo mandil de piel blanca.

-Estando todo en orden, podemos comenzar. Hermanos míos, estamos en sesión!
Lamball ocupó el lugar principal y otros dos hermanos que designó fueron a los asientos enfrente del suyo. Los demás participantes .se sentaron a su conveniencia alrededor de la logia.

Luego de un momento de reflexión, el Cubridor  que había permanecido de pié, ubicándose en el espacio delimitado por los tres candeleros comenzó a trazar la logia. De rodillas sobre el suelo, dibuja ante todo un cuadro rectangular que decora con una bordura de pequeños triángulos cuyas puntas estaban dirigidas al exterior. Ese último refinamiento le tomó un cierto tiempo y aunque no era de obligación, en un día tan especial como este el Cubridor visiblemente se esforzaba por dar lo mejor de su talento.
Después dibujó un disco solar y un creciente lunar en la parte del rectángulo mas cercana al Maestro de la logia. Al centro trazó una estrella cuidando de figurar que ardía por las múltiples pequeñas volutas en su alrededor. En la parte inferior del cuadro, hacia los dos hermanos que enfrentan al Maestro de la logia, dibuja dos columnas que decora con las letras J y B respectivamente. Para ubicar cada una de ellas, duda entre la derecha y la izquierda pues los usos aún no estaban bien definidos. Y entre las columnas coloca el dibujo de una escuadra para terminar ubicando sobre la estrella un compás cuyas ramas se  abren hacia la logia.

Durante todo ese tiempo los hermanos acompañaban mirando el trabajo del Cubridor. La animación y el ruido que minutos antes animaban la sala habían desaparecido pausadamente. Después de haber verificado su trazado, el Cubridor se levanta, se inclina levemente ante el Maestro de la logia y permanecerá inmóvil.

-Gracias, hermano Cubridor, ahora puedes regresar a tu puesto
El Cubridor se dirige hacia la escalera tomando asiento en una silla cerca del último escalón impidiendo así que algún intruso pudiera penetrar en la logia.

El Maestro y los otros dos hermanos que ocupaban los sillones ubicados frente a frente, estaban provistos cada uno de un pequeño mallete de madera. Lamball disponía además de una especie de pequeña mesa a su lado, en la que descansaba una Biblia.

Dio un golpe de mallete sobre la mesa y en respuesta los otros dos hermanos sentados lado a lado, entrechocaron por dos veces sus respectivos malletes.

-Hermano Guardián mas Antiguo  ( Senior Warden ), dijo Lamball en alta voz: ¿Dónde se reunían en  logia los antiguos masones?
-Sobre la colinas mas altas o en los valles mas profundos, allí donde no se escuchara ni el aullido de un perro ni el canto de un gallo, respondió uno de los hermanos con mallete.
-Hermano Guardián mas reciente ( Junior Warden), prosiguió el Maestro de la logia dirigiéndose al otro: ¿ a qué hora los francmasones abren sus trabajos?.
-A mediodía
-¿Qué hora es?
-Mediodía.
-Hermanos Guardianes, ¿todos los presentes son masones?.

Los dos Guardianes se levantaron y cada uno en su lado pasaron revista a los hermanos que se iban levantando al aproximárseles. Uno después del otro apoyaban la mano derecha sobre la garganta y el codo sobre el cuero y susurraban una palabra secreta al oído del Guardián que pasaba frente a ellos.
Recorrieron toda la logia justo hasta el extremo donde estaba sentado el Maestro, se inclinaron levemente ante él y regresaron a sus asientos.
-Todos los presentes son masones, dijo uno de ellos.

Jacob Lamball tomó ahora la Biblia que tenía a su lado. Era un pobre volumen con una  cubierta de piel muy gastada.  Se puso a hojearlo en busca de un pasaje preciso, pero en la penumbre del lugar la presbicia de este hombre, que pasaba los cuarenta, le hacía difícil la lectura del título de los capítulos, cuando repentinamente se le escapó de las manos cayendo a sus pies.
El Maestro de la logia dejó escapar una pequeña exclamación de impaciencia pero cuando se disponía a agacharse para recogerlo, observó que espontáneamente se había abierto en el Evangelio de San Juan, que era el que estaba buscando!.
Sonrió, puesto que después de años de frecuentar las logias, él siempre relataba la misma anécdota: la Biblia de los masones se abría sola en el Evangelio de Juan si se la dejaba caer!
Allí no había ningún milagro, superstición digna de los papistas: era simplemente que el volumen transmitido de generación en generación y en la misma logia, jamás había sido abierto más que en ese pasaje y que la encuadernación, verdaderamente estropeada por el tiempo imponía a la larga esa apertura…

Habiendo recobrado su compostura, Lamball exclamó en alta voz:
“ en los comienzos era el Verbo, el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.“ En el principio el Verbo estaba con Dios. Porque todo se hizo por El y nada de lo que se hizo existe sin El.“ En El estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz  brilló en las tinieblas y las tinieblas no pudieron con ella.”
Todos respondieron a coro: Amén”.
-Hermanos Guardianes, continuó Lamball después de dar un nuevo golpe de mallete, anunciad que la logia está abierta.

Los dos Guardianes obedecieron la orden y chocaron mutuamente sus malletes como lo habían hecho al comienzo. Todos regresaron a sus asientos. El día comenzaba a irse y solo las velas daban algún poco de luz al lugar. En medio de esa penumbra cada cual había retomado su lugar, y el alivio pareció palparse.
Se escucharon algunas palabras y risas de los hermanos que se habían divertido con el incidente de la Biblia. La mayoría ya instalados confortablemente encendieron sus pipas y casi todos tenían a la mano un buen jarro de cerveza tibia. Del resto, unos pocos hermanos salieron y regresaron rápidamente  con alguna reserva de bebida.
El Cubridor se había apartado de la escalera para facilitar ese feliz manejo.
El trabajo ya podía comenzar.
El Maestro de la logia dio algunos leves golpes de mallete para reclamar la atención de todos:
-Hermanos míos, vosotros sabéis que hace un año todas las logias de Londres y de Westminster se reunieron en la taberna del Manzano, en Covent Garden, donde tomamos la decisión de formar una Gran Logia pro tempore…lo que quiero decir, apunta Lamball con una nota de ironía, es que desde entonces no hemos hecho nada!
..................................continúa................

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