jueves, 10 de enero de 2013

Sociabilidad masónica en el siglo XVIII (2): La República universal de los francmasones. De Newton a Metternich.



Próxima entrada de la Imprenta de Benjamín: el domingo 20 de enero
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Reseña del libro de Pierre-Yves Beaurepaire, publicada por Annie Crepin en
Annales historiques de la Révolution française , 322 . octobre-décembre 2000.
Título original: La République universelle des francs-maçons. De Newton à Metternich.
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Siguiendo con los trabajos del investigador francés Pierre-Yves Beaurepaire relacionados con lo que llama “ el hecho masónico, un hecho social”, traemos esta reseña de uno de sus trabajos que contiene varias reflexiones acerca del sueño de los fundadores de la masonería especulativa, la difusión en el continente europeo y América y el cosmopolitismo de la relaciones fraternales.
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Pierre-Yves Beaurepaire, del cual los lectores de AHRF han podido conocer otros trabajos en el número 137, trae su obra innovadora acerca de la francmasonería con un estilo caluroso y el enfoque pleno de empatía a la vista de las realidades que analiza, no excluyendo  lucidamente  relacionarlas con ideas comúnmente aceptadas y comprendidas por los propios francmasones.

De partida, el autor con gran delicadeza distingue en el prólogo a una sociedad que tiene secretos como es la francmasonería, de una sociedad secreta con la cual con gran frecuencia se la identifica, creando entre aquellos que no son miembros una verdadera fascinación-repulsión que les hacen confundir mitos con realidades.
Un poco mas adelante, el historiador consagra páginas esclarecedoras de  su enfoque, de las fuentes tradicionales de la historia masónica de la que él mismo ha contribuido a mostrar su riqueza para que pudieran leerse sin limitarse a un solo ángulo de visión: archivos particulares de hermanos, correspondencia, periódicos.
Pretende incitar la comunidad de investigadores a sentar las bases de una estrategia colectiva de exploración en red del “ hecho masónico” que según el autor es por completo un “ hecho social” relevante de la historia política, social, cultural y de la historia de las representaciones.

Y en efecto, el libro está consagrado a la utopía que los francmasones elaborarían desde su fundación y que fue su razón de ser: el “ sueño” de una comunicación feliz, pacífica e inmediata entre los hombres, de la cual Pierre-Yves Beaurepaire no deja de mostrar las resonancias actuales en la era de Internet.
Esa utopía entre los francmasones del siglo XVIII se declina desde la ciudad cristiana ecuménica a la Republica universal, en la cual algunos creen vislumbrar los preludios de la Revolución Francesa. Será la Revolución la que en cambio, sacudirá los fundamentos de la utopía.
El autor sigue los avatares del sueño masónico durante el período de transición entre los sucesos de 1789 y el surgimiento de los primeros movimientos liberales y nacionales a comienzos del siglo XIX  cuando algunos- amigos y enemigos de la francmasonería, temerán o desearán que el cosmopolitismo mundano no se transforme en universalismo militante.

Para estudiar el mito, las realidades en las cuales se encarna y la brecha  que existe entre los segundos y el primero, Pierre-Yves Beaurepaire propone al lector “ un viaje a la utopía” o mejor aún el descubrimiento en cuatro capítulos de un triple horizonte: el de la memoria ante todo, porque no existe utopía sin creación o recreación “ de un relato de los orígenes” de la virtud fundatriz, después el del espacio, el microcosmos que representa una logia masónica en el universo, donde los hermanos sueñan imponer su orden en el caos y en fin el de los tiempos históricos que confronta el proyecto francmasón con la Luces radicales y las corrientes de emancipación política de pueblos y naciones.
El primer capítulo ilustra el método del autor que trata de ligar intrínsecamente la historia de las representaciones con la historia de la sociabilidad, develando los propósitos de los francmasones británicos en su intento de volver al pasado.
En las primeras décadas del siglo XVIII nacía un orden que mostraba su diferencia irreductible con el mundo profano para reivindicar su reconocimiento por parte de las elites: la nueva sociabilidad que induce esa creación encuentra su legitimidad en una búsqueda de los orígenes, que es la búsqueda por una identidad.

Al asignar a sus miembros,  de los cuales no deja ser interesante notar que en su mayoría, como el propio Newton eran al mismo tiempo “ anticuarios” de la Royal Society, el trabajo de elaborar una historia en su mayor parte reconstruida que remonta a la masonería al Génesis y muestra que los soberanos, especialmente aquellos que reinaron en Inglaterra desde 1714 siempre habrían sostenido a la masonería, la Gran Logia de Londres pudo apelar a su reconocimiento por el Estado y aún esperar ser el sustituto de una religión de Estado.

Al hacerlo se produjo una protestantización que a la vez fue aculturación ( por un proceso que la francmasonería francesa consumó y le llamá con el galicanismo laicización)

Con una rara penetración, Pierre-Yves Beaurepaire nos deja ver todos los matices y los límites en que se basaba el proyecto de los francmasones. El latitudinarismo, que impregna las Constituciones de 1723 y asimismo a la Royal Society no era  la indiferencia religiosa” como muestran las reservas que tenía Newton por el catolicismo pero defendiendo una religión universal que identifica con el cristianismo.
La República universal de los francmasones no se aparta aún de las utopías cristianas que pretendía recrear la concordia entre cristianos, la francmasonería británica oscila frente “ al otro” entre una semi neutralidad y la tolerancia, en el sentido restrictivo del término.

En los dos capítulos que siguen, el autor muestra como esa república universal intenta encarnar en una sociabilidad que tomando prestadas formas tradicionales y quizás modificándose  hasta el punto de confundirse con ellas, no por eso es menos innovadora, a condición de no olvidar que esa sociabilidad francmasona tiene mas de unanimidad que de democracia.
Una vez mas, la obra no oculta los límites de realización de la francmasonería situadas bajo el signo de la igualdad proclamada y de la desigualdad vivida. La igualdad y la fraternidad reales que cimentaba las relaciones entre masones no podía existir mas que con un reclutamiento previo selectivo que permitiese hacer de la logia “ el templo del entre- sí” donde , por otra parte la igualdad no se establecía mas que por un tiempo restringido, diferente del tiempo “profano”.
Al analizar la génesis de un “taller” y librándose a una tipología de las logias, el historiador prueba precisamente que la plasticidad de esa “sociabilidad-camaleón” que fue el éxito de la francmasonería, la condujo a adaptarse perfectamente a su entorno social, cultural, político y en consecuencia a aceptar los límites sin molestias.
Se filtró por los intersticios de la sociedad de órdenes, trascendiendo sus diferencias y sin atacarlas.

No está en duda, sin embargo, la sinceridad de los francmasones que llevaron a multiplicar las logias en el espacio mundial, aunque fuesen solamente las células de  ese “entre- sí” fraternal que admitía con dificultad o excluía a judíos, musulmanes, mestizos y negros.
La República universal de los francmasones sostenía estrechas relaciones, a menudo sinérgicas a veces de rivalidad, con otras utopías planetarias que florecieron en el mismo momento, la República de las Letras, la de las Ciencia deseada por Condorcet, la República del Comercio de Adam Smith y también con sus encarnaciones o sus imitadores, el refugio de los hugonotes, el negocio internacional.
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.Tomó cuerpo con realizaciones tales como la correspondencia, el certificado masónico, pasaporte, la tentativa de definir un derecho y una ciudadanía masónicas donde ya se percibe la oposición entre una concepción internacional y un enfoque universal de principios de organización de la humanidad que será uno de los grandes debates .. en 1945.
De todas maneras, la francmasonería asegura al siglo XVIII un entramado del espacio europeo sin equivalente: la única institución que puede comparársele será la Iglesia Católica.

El ultimo capítulo muestra como la francmasonería queda atrapada entre el Antiguo Régimen y la Revolución, su cosmopolitismo era negativamente percibido tanto por los jacobinos como por la Santa Alianza que tal vez no deseaban captar su herencia a riesgo de falsearla.
La República universal de Anacharsis Cloots y la Europa mística y cristiana de Mme. de Krudener nada tenían que ver los francmasones.
Pero al  mismo tiempo, la francmasonería parece politizarse y favorecer el despertar de las nacionalidades ofreciendo a sus dirigentes un marco privilegiado donde pudiesen articular su proyecto nacional con el proyecto universalista de una confederación de amigos de la Libertad. Con un destacable sentido de los matices, el autor estudia las aparentes semejanzas y las diferencias reales entre las logias y las sociedades secretas que propagan las Luces radicales y reciben a los jacobinos europeos, los carbonarios y los campeones de la emancipación nacional en Europa y América latina, puesto que hay pasaje entre ellos gracias a dus formas de organización y sobre todo a causa de una minoría de hombres que fueron- además- francmasones liberales. Es incontestable con todo, que globalmente la francmasonería ingresa por su parte al campo de la política y abandona el dogma de la no intervención.
La laicización de la caridad masónica y su mutación en filantropía entraña un compromiso creciente de los masones por la ciudad y su voluntad de transformar la economía, la sociedad, el Estado.
Esta obra es acompañada de un índice muy útil para la lectura de esta nueva “ piedra” aportada  al Arte Real por Pierre-Yves Beaurepaire.
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Referencias:
Pierre-Yves Beaurepaire: La République universelle des francs-maçons. De Newton à Metternich, Rennes, ediciones Ouest-France, 1999. Colección “ De memoire d´homme: l´histoire”.
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